sábado, 4 de junio de 2011

La isla fantasma (Japón)


Una pequeña isla, cerca del litoral japonés, albergó en su día a unas 5300 personas dedicadas a la extracción de carbón del fondo marino. Originalmente llamada Hashima fue conocida posteriormente como Gunkanjima (Barco de Guerra) debido a su particular skyline parecido a un barco de guerra. 


Mitsubishi compró este trozo de tierra en 1890 por unos 100,000 yens y perforó dos pozos en el lecho marino de más de 200 metros de profundidad para empezar la producción. El complejo minero empezó a crecer y en 1916 fue necesaria la construcción de bloques de apartamentos para albegar a los mineros y sus familias. Estos edificios fueron pioneros en Japón y sólo superados por el norteamericano Ingalls Office Building, en Cincinnati, construido 14 años antes. 




Parques infantiles, un gimnasio, cines, bares, restaurantes, tiendas, un hospital, peluquerías, una escuela de primaria, un templo budista y hasta una casa de citas… Pero la vida no era nada fácil en Gunkanjima. Unos 1.300 trabajadores murieron en accidentes laborales, otros de enfermedades, cansancio o malnutrición. Algunos optaban por saltar al mar e intentar llegar en vano a la costa de Japón.
La prosperidad de la isla no duro mucho y a finales de los 60 cuando Japón empezó a utilizar el petróleo como fuente de energía Mitsubishi fue parando la producción y colocando a sus trabajadores en otros lugares. Fue en 1974, en el gimansio de isla, donde se ofició la ceremonia en la que se anunciaba el cierre definitivo de la mina.
Todo lo que queda ahora de aquello son ruinas. 




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